La neuralgia del trigémino
La neuralgia del trigémino se caracteriza por dolor severo en un solo dado de la cara sobre el área del quinto par craneal y que suele durar de segundos a minutos. Los ataques de dolor pueden ocurrir de forma espontánea o desencadenarse por una serie de estímulos, como masticar, hablar, tragar o cepillarse los dientes. La terapia primaria consiste en fármacos antiepilépticos como la carbamazepina y oxcarbazepina. Las tasas de respuesta a los medicamentos son típicamente altas, pero en casos de mala tolerabilidad o alivio inadecuado del dolor, los pacientes deben ser considerados para cirugía. La descompresión microvascular es la primera opción en pacientes con neuralgia del trigémino clásica.
La descompresión microvascular
La cirugía se realiza según la experiencia y técnica del neurocirujano. En Neurología Segura se lleva a cabo mediante una incisión detrás de la oreja hasta llegar al cráneo para luego realizar una abertura de aproximadamente 20 milímetros, después se abre la duramadre para liberar el líquido cefalorraquídeo y se retrae la superficie lateral del cerebelo para acceder a la cisterna anterolateral donde se identifica al nervio trigémino y los elementos que pueden estar afectándolo. En la neuralgia del trigémino clásica, el culpable es un vaso sanguíneo que se aparta cuidadosamente y se coloca un material inerte entre el vaso y la raíz del nervio. La cirugía es muy delicada debido al poco espacio para maniobrar y a que se debe tener especial atención de no dañar el cerebelo o lesionar vasos sanguíneos importantes. La complejidad de la descompresión puede aumentar cuando los vasos sanguíneos se encuentran en una unión muy estrecha con el nervio o cuando la inflamación de la aracnoides forma un tejido viscoso o fibroso que adhiere al nervio con los vasos sanguíneos, en estos casos, la manipulación de estructuras adyacentes es inevitable lo que puede generar algunas complicaciones menores después de la cirugía.
¿Cuáles son las complicaciones de la descompresión microvascular?
Las complicaciones postquirúrgicas se clasifican en menores y mayores. En las complicaciones menores se incluyen: mareo, vértigo, náuseas, entumecimiento facial transitorio, trastornos que no requirieren tratamiento médico extenso y sequedad ocular. Las complicaciones mayores incluyen: infecciones sistémicas posoperatorias, entumecimiento facial permanente, discapacidad auditiva, visión doble, fistulas de líquido cefalorraquídeo, hemorragia intracerebral/intracerebelosa e inflamación cerebral extensa.
Las tasas de éxito de la descompresión microvascular para la neuralgia del trigémino pueden variar de 75 a 93% dependiendo del estudio. Sin embargo, el entumecimiento facial o hipoestesia posoperatoria es la complicación más común después del tratamiento con técnicas invasivas, algunos estudios reportan esta complicación hasta en un 25% de los pacientes operados por descompresión, en la mitad de estos pacientes la hipoestesia será transitoria y en la otra mitad perdurará por tiempo indeterminado. La hipoestesia no es exclusiva de la descompresión microvascular, incluso es el tratamiento que menos genera esta complicación al tratarse de un procedimiento no destructivo. En cambio, todos los tratamientos ablativos encaminados a dañar la sensibilidad del nervio pueden generar esta complicación en mayor medida, por ejemplo, después de una rizotomía la hipoestesia facial puede presentarse en el 89% de los casos.
¿Cuáles son las características de la hipoestesia?
La hipoestesia o entumecimiento facial se manifiesta como una reducción del sentido del tacto o la sensación, o una pérdida parcial de la sensibilidad a los estímulos sensoriales. Esta alteración puede ocurrir como resultado de alguna intervención médica o puede aparecer como consecuencia de alguna afección. Las condiciones que pueden causar hipoestesia incluyen, entre otras, las siguientes: diabetes, compresión nerviosa o de la médula espinal, traumas, infecciones, efectos secundarios de medicamentos, esclerosis múltiple, deficiencias de vitaminas, desordenes metabólicos y trastornos autoinmunes. La hipoestesia resulta principalmente del daño a los nervios y de bloqueos en los vasos sanguíneos lo que daña los tejidos irrigados por falta de flujo sanguíneo.
¿Cómo se trata la hipoestesia?
A un paciente que experimenta síntomas de hipoestesia a menudo se le hace una serie de preguntas para identificar la ubicación y la gravedad de la alteración sensorial. A continuación, se puede realizar un examen físico en el que un médico puede golpear ligeramente la piel para determinar cuánta sensación hay. La hipoestesia que resulta después de la descompresión microvascular puede manejarse farmacológicamente con pregabalina y al paso de algunos meses la sensación de entumecimiento habrá desaparecido en la mayoría de los casos.
Extracto:
La hipoestesia o entumecimiento facial se manifiesta como una reducción del sentido del tacto o una pérdida parcial de la sensibilidad. Esta alteración puede ocurrir como resultado de alguna intervención médica o puede aparecer como consecuencia de una afección. La hipoestesia que resulta después de la descompresión microvascular puede manejarse farmacológicamente, y al paso de algunos meses la sensación de entumecimiento habrá desaparecido en la mayoría de los casos.
Fuente:
https://www.jocn-journal.com/article/S0967-5868(05)00278-X/references