El dolor facial atípico, actualmente denominado dolor facial idiopático persistente, es un trastorno que se caracteriza por un malestar insoportable en la cara y a menudo se confunde con la neuralgia del trigémino; sin embargo, los síntomas tienen características diferentes a las neuralgias craneales como el hecho de ser persistentes en lugar de intermitentes.
Características del dolor facial idiopático persistente
El dolor es continuo, aparece a diario o casi diario, en uno o ambos lados de la cara, localizado en un área específica, no tiene carácter neurálgico y no se acompaña de ninguna lesión craneofacial, ni neurológica. Suele comenzar sobre el labio superior, el ala nasal o la mejilla, poco a poco se puede extender sobre el resto de la cara y parte del cuello. Los pacientes suelen describir su dolor de manera distinta, pasando por una sensación de aplastamiento, ardor, hinchazón, hormigueo, adormecimiento o pulsaciones. Las características del dolor facial idiopático persistente pueden ser distintas dependiendo del caso; su intensidad, frecuencia y localización pueden cambiar incluso en el mismo paciente.
Causas del dolor facial idiopático persistente
Este tipo de dolor es más frecuente en pacinetes del sexo femenino y aparece generalmente en la cuarta década de la vida. Investigaciones sugieren que el dolor es producto de un alteración de las neuronas que se encargan de registrar las sensaciones dolorosas, también conocido como sistema nociceptivo. Las neuronas aferentes, encargadas de llevar los impulsos nerviosos desde los órganos sensoriales hasta el sistema nervioso central, pueden dañarse provocando un estado de hiperactividad donde se envían señales de dolor aún cuando no haya un estímulo doloroso.
Diagnóstico y tratamiento del dolor facial atípico
El dolor facial idiopático persistente es una afección infradiagnosticada con un pronóstico generalmente desfavorable, disminuyendo la calidad de vida de cualquier persona que sufre esta enfermedad, por ello es importante que los pacientes indiquen de manera detallada las características de su dolor facial.
Su causa es desconocida y generalmente se diagnóstica excluyendo otras enfermedades después de una o varias evaluaciones clínicas y exámenes de imagen donde no se observa ninguna anomalía que lo pueda causar. Cuando se hace el diagnóstico, los pacientes tienen dificultades para aceptar un trastorno generalizado como este y, a menudo, se someten a pruebas y procedimientos innecesarios en busca de diagnósticos y tratamientos alternativos.
Desafortunadamente, existen pocos ensayos controlados aleatorios para el tratamiento de dolor facial idiopático. Sin embargo, aún se puede recurrir a un número selecto de opciones de tratamientos farmacológicos que incluyen neuromoduladores como los anticonvulsionantes y antiepilépticos, a esto se les puede sumar antidepresivos y ansiolíticos. Si el dolor persiste, se puede recurrir a tratamientos intervencionistas como el bloqueo del ganglio esfenopalatino, este ganglio concentra inervaciones de las regiones faciales como la ocular, nasal y la palatina. Sin embargo, el dolor puede volver haciendo necesario repetir el procedimiento.
Expectativas sobre del dolor facial atípico
En el futuro, la comprensión profunda de los factores causantes de este síndrome y el reconocimiento de los mecanismos moleculares involucrados en el origen de los padecimientos de dolor orofacial permitirán mejores opciones, tanto terapéuticas como preventivas. Al mismo tiempo, el desarrollo de mejores técnicas de diagnóstico por imagen permitirá un diagnóstico más rápdo y certero. Mientras más profesionales de la salud conozcan cómo abordar estos síndromes, más pacientes serán tratados de panera pronta y eficaz.